A finales del siglo XVIII, el cura anglicano Gilbert White, un hombre tranquilo que ha dedicado la mayor parte de su tiempo a estudiará«la vida y las conversaciones de los animales», publica las cartas que dirigió a los zoólogos Thomas Pennant y Daines Barrington en las que describe el mundo natural que tiene a su alrededor. Con un estilo muy directo, como a lo largo de una amable conversación, va desplegando una peculiar Historia Natural que deja traslucir tanto la emoción de ver y explicar algunos hechos por vez primera, como la perplejidad ante aquello para lo que no puede encontrar una interpretación plausible. A más de 200 años de distancia,áLa Historia Natural de Selborne continúa manteniendo todo su encanto. Su capacidad, más que notable, para la observación naturalista, pero sobre todo la viveza de sus descripciones y su capacidad de evocación hacen que mantenga hoy el mismo interés que cuando fueron enviadas estas cartas.
 

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