Cinco viajes al Tíbet ha necesitado Vincent Munier para publicar este libro… ¡y me parecen pocos! Su objetivo, como viajero y como fotógrafo, era el leopardo de las nieves (Panthera uncia), una de las criaturas más fabulosas y esquivas de la fauna asiática. Un felino que puede alcanzar los 5.000 metros de altitud, silencioso, solitario y dotado de una gran capacidad para el camuflaje. No en vano, Munier se ha referido a él en el título como “la promesa de lo invisible”. No, no es fácil observar a un leopardo de las nieves en su árido y frío hábitat, menos aún sacarle fotografías tan fabulosas como las que ha reunido en esta auténtica joya, a medio camino entre la crónica viajera y el álbum personal. Hay una que me atrajo sobre todas las demás, ocupa una doble página (106-107) y su encanto puede pasar desapercibido. En la página de la izquierda, sobre la nieve y al pie de un farallón rocoso, se aprecia un grupo de doce o trece perdigallos tibetanos (Tetraogallus tibetanus). Unas aves ya de por sí difíciles de localizar. Es mucho más probable escucharlas que verlas. Pero allí están. La foto, como todas las demás, es en blanco y negro, y parece un apunte tomado al carboncillo. Sólo por eso ya sería una imagen notable. Pero es que, en la página de la derecha, al pie del mismo farallón y a prudente distancia, hay sentado un leopardo de las nieves. Reunir a ambas especies en un solo encuadre es algo verdaderamente milagroso. Munier es un gran fotógrafo francés, dotado de un sentido estético al que no parecen afectarle ni el mal de altura, ni el viento, ni el frío intenso. Pero también es un escritor solvente que narra las peripecias sufridas por él y sus diferentes acompañantes en una de las regiones más inaccesibles del mundo. No sólo por su orografía, sino por la delicada situación política derivada de la invasión china del Tíbet en 1950. El contenido está organizado en forma de diario, pero eso no obsta para que el autor deje aflorar también su vena literaria, perfectamente compatible con la información que vierte sobre las pausadas costumbres del leopardo de las nieves y sus presas potenciales. Tampoco elude reflejar la sufrida subsistencia de las personas que habitan aquellos parajes, verdaderamente inhóspitos, y la difícil relación que establecen con el gran depredador, capaz de causar serios daños a su ganado. Una oportunidad, en fin, para asomarse a este apasionante rincón de Asia central, de la mano y con los ojos de alguien capaz de apreciar la enorme y cruda belleza de la meseta tibetana.

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